La tierra gira pero no notamos su movimiento. Y una noche miras hacia arriba: una sola chispa y el cielo empieza a arder. El pasado es la antorcha que ilumina nuestro camino. Nuestros padres nos han señalado el camino, y lo seguiremos. Nuestra fe es el arma más temida por nuestros enemigos, porque por ella levantaremos a nuestra gente contra quienes quieran destruirnos. Nos llamamos los Conejos Muertos, para recordar todo nuestro sufrimiento, y como llamamiento a quienes siguen sufriendo, para que se unan a nuestras filas, por muy lejos que estén de nuestro hogar común al otro lado del mar. Porque de la superioridad en número, vendrá una gran fuerza, y la salvación de nuestra gente.
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